¿Qué es el duelo perinatal?
El duelo perinatal es aquel que se produce tras la pérdida de un bebé, ya sea durante el embarazo, al dar a luz, o en los primeros días después del parto.
Actualmente se acepta la definición de la OMS: “Aquella que ocurre tras la semana 22 de gestación (154 días) y los 7 días primeros días del bebé”.
Si bien es aceptada dicha descripción, esta no recoge ni refleja en toda su amplitud la gran variabilidad de casos que nos encontramos cuando se trata de la pérdida de un bebé. El sufrimiento no es cuantificable. El dolor que atraviesan unos padres por la pérdida de su bebé y del futuro que habían proyectado con él, no puede ceñirse a un periodo concreto de tiempo. A saber, un duelo en la semana 20 puede vivirse con la misma o mayor intensidad que aquel que ocurre en la semana 22. https://www.calmapsi.es/duelo-perinatal-haciendo-visible-lo-invisible/
¿En qué se parece el duelo perinatal a otras pérdidas?
Cuando perdemos a un ser querido nos colocamos frente al vacío de la vida sin esa persona. Necesitamos asimilar la pérdida, atravesar el dolor de su ausencia e integrarla en nuestra vida.
Se trata de un proceso que nos lleva a “cerrar una etapa” y comenzar otra: hasta aquí la vida contigo y ahora comienza la vida sin ti.
A veces tardamos en comenzar nuestro duelo porque aterra la idea de romper con ese mundo anterior para siempre. La muerte no tiene retorno y nosotros lo sabemos.
Cuando perdemos a nuestro bebé, el proceso psicológico de duelo que tenemos que transitar, es prácticamente en mismo.
¿En qué se diferencia el duelo perinatal de otras pérdidas?
Esperar vida y encontrarnos con la muerte es la paradoja más dolorosa a la que nos tenemos que enfrentar en el duelo perinatal.
Mientras esperamos el nacimiento de una nueva vida, construimos deseos y expectativas. Nos proyectamos a nosotros mismos en un mundo distinto, en el que vamos a comenzar a ser padres y madres. Un mundo que va a cambiar nuestro sistema familiar y hasta nuestra propia identidad.
Llenamos nuestra cabeza de imágenes de lo que será y lo que seremos nosotros en ese nuevo mundo que se está empezando a armar. Por eso, la pérdida de un bebé es también la pérdida de un mundo posible que ya estaba empezando a tomar forma en nuestra cabeza.
¿Hay silencio alrededor del duelo perinatal?
Vivimos en una sociedad que niega el dolor y que con frecuencia trata de borrar las mal llamadas “emociones negativas”. Nos desarrollamos en un mundo que intenta ocultar el sufrimiento. La angustia no resulta atractiva, no vende, no nos sirve.
En el caso del duelo perinatal, incluso nuestro sistema sanitario tiende a silenciarlo.
Cuando cancelamos el dolor y lo invisibilizamos, solo conseguimos hacerlo más grande. Y cuanto más grande se vuelve, más difícil es de manejar y de soportar.
¿Por qué tratamos de silenciar la pérdida de un bebé?
Cargamos a nuestras espaldas con la idea errónea de que si no hablamos sobre algo, ese algo no habrá ocurrido. Y si no ha sucedido, entonces tampoco habrá dolor.
Se trata al fin y al cabo, de un mecanismo para defendernos y protegernos de aquello que nos angustia y nos resulta complicado manejar.
Cuando pensamos que no podemos gestionar algo, tratamos de esquivarlo. Pero la vida no se puede esquivar.https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0211-57352011000100005
¿Qué efecto tiene mantener este silencio?
Al silenciar estas pérdidas, intentamos que el malestar no nos alcance. Pero lamentablemente, no existen atajos para transitar un duelo. El dolor hay que atravesarlo. De lo contrario, él será quien nos atraviese.
Negar la existencia de nuestro sufrimiento no lo hará desaparecer.
La negación de lo ocurrido nos lleva a la invalidación de las emociones que lo acompañan, y esto sin duda, dificulta aún más el duelo.
¿Qué ocurre cuando rompemos el silencio?
Cuando rompemos el silencio le damos espacio al dolor. Nuestro sufrimiento es legítimo y real, y por tanto merece ser reconocido y validado.
Solo cuando reconocemos el dolor del otro, podemos acompañarlo. Solo cuando nos reconocen nuestro sufrimiento, podemos ser acompañados y consolados.
Ante una pérdida perinatal, tenemos derecho a ser reconocidos como madres y padres. Tenemos derecho a que nuestro bebé sea reconocido como tal.
El sufrimiento es una vivencia personal. No es cuestionable.
¿Hay algo que nos ayude a iniciar el trabajo de duelo?
Realizar rituales de despedida y compartir la experiencia con los demás ayuda a iniciar el duelo y a facilitar la asimilación de la pérdida.
¿Qué ocurre cuando compartimos lo que nos ha sucedido?
Estar acompañados y poder expresar cómo nos sentimos contribuye a visibilizar el dolor que atravesamos y nos deja obtener consuelo. Al compartirlo, lo sacamos de la esfera privada y lo convertimos en la realidad social que también supone. Al hacer a los demás partícipes de nuestra pérdida, conseguimos validarnos a nosotros mismos como padres y a nuestro bebé como el hijo que esperábamos ver crecer.
¿Por qué son importantes los rituales?
Los ritos nos ayudan a integrar la pérdida y a facilitar su asimilación. Nos colocan en el punto de partida que permite iniciar el duelo perinatal. Esto es así porque contribuyen a materializar la pérdida. Ofrecen un espacio para visibilizarla, y al hacer esto la convierte en real. https://www.funespana.es/rituales-duelo-perinatal/
¿Qué suponen para nosotros?
A nivel simbólico, el luto nos prepara para abandonar una etapa y embarcarnos en otra. Y es precisamente esta idea de “cerrar una etapa” lo que supone un mayor esfuerzo psicológico. Asimilar el fallecimiento de un bebé supone integrar una serie de duelos cotidianos por todo aquello que iba a ser y ya no será. Despedirnos de un bebé es despedirnos de unas esperanzas, unos deseos y unas expectativas de vida. Es despedirnos de nuestra propia visión como padres y madres y de los sueños que tejemos en torno a esa idea.
¿Cuándo nos despediremos de nuestro bebé?
Como acabamos de ver, decirle adiós a nuestro bebé es mucho más que eso y no es fácil dar el paso de comenzar el ritual funerario. Muchos padres necesitan hacerlo de forma inmediata. Otros sin embargo, no se sienten preparados en medio de una tristeza que al principio puede inundarlo todo. Y otros, por diversos motivos, como puede ser una hospitalización tras el parto, se ven obligados a postergarlo.
Los tiempos solo pueden marcarlos aquellos que han sufrido la pérdida. Nadie puede transitar por ellos la pérdida.
¿Por qué se silencian los rituales para afrontar de la muerte de un bebé?
Si la muerte perinatal está silenciada, también lo está todo lo que rodea el hecho de transitar el duelo. Si lo que no se nombra no existe, lo que no se ve tampoco. La capacidad del ser humano para mirar hacia otro lado puede llegar a ser impresionante. Nos protegemos del dolor negándolo y como ya hemos visto, esto solo lo multiplica y nos estanca en él.
No es extraño ver a una madre que necesita mecer, acunar y besar a su bebé que acaba de fallecer tras el parto. No es macabro, no está fuera de lugar. Es su bebé y tiene derecho a reconocerlo como tal. A darle el espacio que ya ocupaba en su imaginario, y a validarse ella también como la madre que es.
¿Hay algunos rituales mejores que otros?
El duelo es personal y nos habla de cómo es y qué necesita quien lo está transitando. Si la vivencia de nuestro sufrimiento es única, entonces también lo será el modo que elijamos para iniciar la despedida de nuestro bebé. No hay fórmulas mágicas ni actos apropiados o inapropiados. Si nos sirve para integrar el dolor y comenzar a andar la pérdida, es válido. Somos nosotros los únicos que sabemos cómo necesitamos despedirnos.
¿Alguna ayuda o recomendación?
Meter todos aquellos objetos relacionados o que nos recuerden a nuestro bebé en una cajita, puede ayudarnos a darle un lugar y un espacio físico a todo que sentimos. Podemos visitar los recuerdos de la cajita cada vez que lo necesitemos. Cualquier cosa que nos ayude puede convertirse en un lugar de recogimiento y contacto con lo que hemos perdido.
¿Qué tenemos que tener claro?
-La pérdida de un bebé es tan importante y legítima como cualquier otra.
-Tenemos que atravesar el dolor y mirarlo de frente.
-Nos ayuda poder compartir la experiencia y dejarnos acompañar.
-Tenemos que transitar un duelo y que los rituales nos pueden ayudar mucho a iniciar nuestro proceso.
-Tenemos derecho a validarnos como los padres y las madres que somos.
-Si sentimos que pasa el tiempo y el dolor nos inunda y no nos deja avanzar, podemos pedir ayuda. Todos necesitamos ser acompañados. Aquí estamos para no soltarte la mano.