La dispareunia es el dolor persistente o recurrente en la vagina antes, durante y después de las relaciones sexuales, al intentar introducir un dedo, un pene, un tampón, la copa menstrual, el espéculo o en una ecografía vaginal. Las personas afectadas con dispareunia pueden experimentar dolores muy variados, como: sensación de ardor, quemazón, picor, dolor cortante, escozor, tirantez, presión o hipersensibilidad.
Es un dolor muy frecuente, se estima que entre un 15-20% de las mujeres lo han sufrido. La incidencia en la mujer es mucho mayor que en hombres, y aumenta en determinadas épocas de la vida como es el postparto o la menopausia.
Es un dolor que frecuentemente se ha normalizado y silenciado.
Tipos y Causas de dispareunia
Se pueden diferenciar dos tipos según el momento en el que la mujer sienta el dolor, distinguiendo entre:
Dispareunia superficial
Cuando el dolor se da al inicio de la penetración se localiza a nivel del introito (entrada vaginal) y tercio externo de la vagina. Causadas por:
– Cicatrices como episiotomías o desgarros perineales tras el parto.
– Alteraciones del tono muscular como contractura o espasmo muscular (obturador interno y piramidal).
– Síndrome miofascial.
– Infecciones vulvo-vaginales o alteraciones cutáneas como las candidiasis de repetición o las cistitis.
– Estrés, tensión, bruxismo.
– Alteraciones de la mucosa vaginal como la sequedad.
– Déficit de estrógenos durante la lactancia o la menopausia.
– Tras cirugías a nivel perineal.
– Predisposición genética.
– Efecto secundario con algunos fármacos que se utilizan como terapia complementaria en el tratamiento del cáncer, algunos anticonceptivos, antidepresivos e hipotensores pueden alterar la lubricación vaginal así como post-radioterapia.
– Psicológica, relacionada con la educación sexual recibida, con las relaciones previas dolorosas o traumáticas, falta e autoestima y/o deseo sexual, ansiedad, estrés, depresión….
Dispareunia profunda
Cuando el dolor se manifiesta al final de la penetración, reflejado en el fondo de la vagina e incluso a veces en la parte inferior del abdomen. Causadas por:
– Endometriosis por el tejido cicatricial y las adherencias que genera.
– Prolapsos.
– Diferentes síndromes inflamatorios que generen una congestión pélvica como miomas o quistes ováricos.
– Fijaciones del cuello y cuerpo del útero.
– Mala alimentación, enfermedades digestivas,hormonales…
– Cirugías pélvicas que pueden dejar adherencias y cicatrices dolorosas.
La diferencia de la dispareunia con el vaginismo, es que en el segundo caso existe la IMPOSIBILIDAD de penetración vaginal. El vaginismo es un reflejo de contracción involuntaria de los músculos de la entrada de la vagina. Una dispareunia puede derivar en una vestibulodinia.
Si la dispareunia se mantiene en el tiempo, ya sea superficial o profunda, aún no siendo la tensión muscular la causa, se derivará en una hipertonía (contractura de la musculatura del suelo pélvico) en mayor o menor grado provocada por la actividad dolorosa.
Tratamiento
El abordaje integral e interdisciplinar siempre facilita y acelera la mejoría de la paciente.
- Ginecólogo
Cuando existe una patología ginecológica de origen.
- Sexólogo
Debido al componente emocional de algunos casos de dispareunia, este tratamiento deberá acompañarse de terapia con un psicólogo especializado.
- Fisioterapeuta especializado en suelo pélvico
– Normalizar el tono muscular con terapia manual.
– Flexibilizar las cicatrices vaginales como episiotomías o desgarros.
– Tratar las cicatrices abdominales como las de cesáreas que puedan provocar adherencias y falta de movilidad del tejido.
– Trabajar sobre los puntos gatillo o contracturas musculares que puedan presentarse tanto en musculatura superficial como profunda (obturador interno y piramidal).
– Desensibilizar la zona dolorosa.
– Flexibilizar las adherencias y la tensión miosfascial en diafragma, abdomen y pelvis en casos como la endometriosis.
– Aprender a relajar o contraer el periné.
– Dilatadores vaginales.
– Vibradores para disminuir el tono.
– Trabajo domiciliario con ejercicios adaptados a cada persona.
Cuando se padece y mientras dure el tratamiento y el dolor, no es aconsejable la penetración ni ninguna otra práctica sexual que nos despierte dolor, pero si se podrán llevar a cabo todas aquellas que nos apetezcan y nos aporten placer, NUNCA por complacer al otro.
El DOLOR ES REAL, NO ESTÁ EN TU CABEZA Y TIENE TRATAMIENTO.
PONTE EN MANOS DE ESPECIALISTAS