Duelo Gestacional: afrontar la muerte cuando esperamos la vida

¿Qué es el duelo perinatal?

   El duelo perinatal es aquel que se produce tras la pérdida de un bebé, ya sea durante el embarazo, al dar a luz, o en los primeros días después del parto.

   Actualmente se acepta la definición de la OMS: “Aquella que ocurre tras la semana 22 de gestación (154 días)  y los 7 días primeros días del bebé”.

   Si bien es aceptada dicha descripción, esta no recoge ni refleja en toda su amplitud la gran variabilidad de casos que nos encontramos cuando se trata de la pérdida de un bebé. El sufrimiento no es cuantificable. El dolor que atraviesan unos padres por la pérdida de su bebé y del futuro que habían proyectado con él, no puede ceñirse a un periodo concreto de tiempo. A saber, un duelo en la semana 20 puede vivirse con la misma o mayor intensidad que aquel que ocurre en la semana 22. https://www.calmapsi.es/duelo-perinatal-haciendo-visible-lo-invisible/

¿En qué se parece el duelo perinatal a otras pérdidas?

   Cuando perdemos a un ser querido nos colocamos frente al  vacío de la vida sin esa persona. Necesitamos asimilar la pérdida, atravesar el dolor de su ausencia e integrarla en nuestra vida.

   Se trata de un proceso que nos lleva a “cerrar una etapa” y comenzar otra: hasta aquí la vida contigo y ahora comienza la vida sin ti.

   A veces tardamos en comenzar nuestro duelo porque aterra la idea de romper con ese mundo anterior para siempre. La muerte no tiene retorno y nosotros lo sabemos.

   Cuando perdemos a nuestro bebé, el proceso psicológico de duelo que tenemos que transitar, es prácticamente en mismo.

¿En qué se diferencia el duelo perinatal de otras pérdidas? 

   Esperar vida y encontrarnos con la muerte es la paradoja más dolorosa a la que nos tenemos que enfrentar en el duelo perinatal.

    Mientras esperamos el nacimiento de una nueva vida, construimos deseos y expectativas. Nos proyectamos a nosotros mismos en un mundo distinto, en el que vamos a comenzar a ser padres y madres. Un mundo que va a cambiar nuestro sistema familiar y hasta nuestra propia identidad.

   Llenamos nuestra cabeza de imágenes de lo que será y lo que seremos nosotros en ese nuevo mundo que se está empezando a armar. Por eso, la pérdida de un bebé es también la pérdida de un mundo posible que ya estaba empezando a tomar forma en nuestra cabeza.

¿Hay silencio alrededor del duelo perinatal?

   Vivimos en una sociedad que niega el dolor y que con frecuencia trata de borrar las mal llamadas “emociones negativas”. Nos desarrollamos en un mundo que intenta ocultar el sufrimiento. La angustia no resulta atractiva, no vende, no nos sirve.

   En el caso del duelo perinatal, incluso nuestro sistema sanitario tiende a silenciarlo.

   Cuando cancelamos el dolor y lo invisibilizamos, solo conseguimos hacerlo más grande. Y cuanto más grande se vuelve, más difícil es de manejar y de soportar.

¿Por qué tratamos de silenciar la pérdida de un bebé?

    Cargamos a nuestras espaldas con la idea errónea de que si no hablamos sobre algo, ese algo no habrá ocurrido. Y si no ha sucedido, entonces tampoco habrá dolor.

   Se trata al fin y al cabo, de un mecanismo para defendernos y protegernos de aquello que nos angustia y nos resulta complicado manejar.

    Cuando pensamos que no podemos gestionar algo, tratamos de esquivarlo. Pero la vida no se puede esquivar.https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0211-57352011000100005

¿Qué efecto tiene mantener este silencio?

   Al silenciar estas pérdidas, intentamos que el malestar no nos alcance. Pero lamentablemente, no existen atajos para transitar un duelo. El dolor hay que atravesarlo. De lo contrario, él será quien nos atraviese.

   Negar la existencia de nuestro sufrimiento no lo hará desaparecer.

   La negación de lo ocurrido nos lleva a la invalidación de las emociones que lo acompañan, y esto sin duda, dificulta aún más el duelo.

¿Qué ocurre cuando rompemos el silencio?

   Cuando rompemos el silencio le damos espacio al dolor. Nuestro sufrimiento es legítimo y real, y por tanto merece ser reconocido y validado.

   Solo cuando reconocemos el dolor del otro, podemos acompañarlo. Solo cuando nos reconocen nuestro sufrimiento, podemos ser acompañados y consolados.

   Ante una pérdida perinatal, tenemos derecho a ser reconocidos como madres y padres. Tenemos derecho a que nuestro bebé sea reconocido como tal.

   El sufrimiento es una vivencia personal. No es cuestionable.

¿Hay algo que nos ayude a iniciar el trabajo de duelo?

    Realizar rituales de despedida y compartir la experiencia con los demás ayuda a iniciar el duelo y a facilitar la asimilación de la pérdida.

¿Qué ocurre cuando compartimos lo que nos ha sucedido?

   Estar acompañados y poder expresar cómo nos sentimos contribuye a visibilizar el dolor que atravesamos y nos deja obtener consuelo. Al compartirlo, lo sacamos de la esfera privada y lo convertimos en la realidad social que también supone. Al hacer a los demás partícipes de nuestra pérdida, conseguimos validarnos a nosotros mismos como padres y a nuestro bebé como el hijo que esperábamos ver crecer.

 ¿Por qué son importantes los rituales?

    Los ritos nos ayudan a integrar la pérdida y a facilitar su asimilación. Nos colocan en el punto de partida que permite iniciar el duelo perinatal. Esto es así porque contribuyen a materializar la pérdida. Ofrecen un espacio para visibilizarla, y al hacer esto la convierte en real. https://www.funespana.es/rituales-duelo-perinatal/

¿Qué suponen para nosotros?

    A nivel simbólico, el luto nos prepara para abandonar una etapa y embarcarnos en otra. Y es precisamente esta idea de “cerrar una etapa” lo que supone un mayor esfuerzo psicológico. Asimilar el fallecimiento de un bebé supone integrar una serie de duelos cotidianos por todo aquello que iba a ser y ya no será. Despedirnos de un bebé es despedirnos de unas esperanzas, unos deseos y unas expectativas de vida. Es despedirnos de nuestra propia visión como padres y madres y de los sueños que tejemos en torno a esa idea.

¿Cuándo nos despediremos de nuestro bebé?

   Como acabamos de ver, decirle adiós a nuestro bebé es mucho más que eso y no es fácil dar el paso de comenzar el ritual funerario. Muchos padres necesitan hacerlo de forma inmediata. Otros sin embargo, no se sienten preparados en medio de una tristeza que al principio puede inundarlo todo. Y otros, por diversos motivos, como puede ser una hospitalización tras el parto, se ven obligados a postergarlo.

   Los tiempos solo pueden marcarlos aquellos que han sufrido la pérdida.  Nadie puede transitar por ellos la pérdida.

¿Por qué se silencian los rituales para afrontar de la muerte de un bebé?

    Si la muerte perinatal está silenciada, también lo está todo lo que rodea el hecho de transitar el duelo. Si lo que no se nombra no existe, lo que no se ve tampoco. La capacidad del ser humano para mirar hacia otro lado puede llegar a ser impresionante. Nos protegemos del dolor negándolo y  como ya hemos visto, esto solo lo multiplica y nos estanca en él.

    No es extraño ver a una madre que necesita mecer, acunar y besar a su bebé que acaba de fallecer tras el parto. No es macabro, no está fuera de lugar. Es su bebé y tiene derecho a reconocerlo como tal. A darle el espacio que ya ocupaba en su imaginario, y a validarse ella también como la madre que es.

¿Hay algunos rituales mejores que otros?

   El duelo es personal y nos habla de cómo es y qué necesita quien lo está transitando. Si la vivencia de nuestro sufrimiento es única, entonces también lo será el modo que elijamos para iniciar la despedida de nuestro bebé. No hay fórmulas mágicas ni actos apropiados o inapropiados. Si nos sirve para integrar el dolor y comenzar a andar la pérdida, es válido. Somos nosotros los únicos que sabemos cómo necesitamos despedirnos.

¿Alguna ayuda o recomendación?

    Meter todos aquellos objetos relacionados o que nos recuerden a nuestro bebé en una cajita, puede ayudarnos a darle un lugar y un espacio físico a todo que sentimos. Podemos visitar los recuerdos de la cajita cada vez que lo necesitemos. Cualquier cosa que nos ayude puede convertirse en un lugar de recogimiento y contacto con lo que hemos perdido.

¿Qué tenemos que tener claro?

   -La pérdida de un bebé es tan importante y legítima como cualquier otra.

   -Tenemos que atravesar el dolor y mirarlo de frente.

   -Nos ayuda poder compartir la experiencia y dejarnos acompañar.

   -Tenemos que transitar un duelo y que los rituales nos pueden ayudar mucho a iniciar nuestro proceso.

   -Tenemos derecho a validarnos como los padres y las madres que somos.

   -Si sentimos que pasa el tiempo y el dolor nos inunda y no nos deja avanzar, podemos pedir ayuda. Todos necesitamos ser acompañados. Aquí estamos para no soltarte la mano.

 

 

 

Recomendaciones de ejercicio en el embarazo

embarazo y entrenamiento

    En el embarazo se recomienda a las mujeres que continúen con la práctica de actividad deportiva y que se mantengan activas, pero surgen muchas dudas sobre si pueden seguir haciendo los mismos ejercicios que hacían previamente al embarazo.

   A menudo nos consultan muchas mujeres que quieren seguir entrenando que cuáles son los ejercicios que pueden hacer, pero la respuesta a esta pregunta es muy amplia. Lo que una mujer embarazada debe tener muy claro es lo que no puede hacer o lo que debe de modificar para seguir entrenando con seguridad, tanto para ella como para el bebé.

   Muchos de los ejercicios son modificables y se pueden continuar haciendo, pero hay otros que debemos evitar y suprimir de nuestro programa por completo.

Ejercicios que debemos evitar en el embarazo

  • Saltos a la comba, carrera y saltos al cajón: Estos ejercicios tienen mucho impacto y deben evitarse ya que generan una alta presión en el suelo pélvico y como consecuencia podría ocasionar disfunciones del mismo, entre las más comunes la incontinencia urinaria.
  • Abdominales clásicos y planchas: Generan una gran presión intra-abdominal que daña la línea alba y hace aumentar la diástasis. Además, los abdominales clásicos al implicar una flexión del tronco generan una gran presión sobre el suelo pélvico pudiéndole ocasionar daños. Estos ejercicios deben suprimirse, pero pueden ser modificados con muchas variantes y así convertirlos en ejercicios seguros para las embarazadas.
  • Posiciones invertidas: los ejercicios en los que la mujer tenga que colocarse haciendo el pino están totalmente contraindicados ya que no se conoce qué consecuencias puede tener sobre la placenta.
  • Ejercicios tumbada sobre la espalda: Debido al aumento del volumen abdominal y el peso del útero, al realizar ejercicios en esta posición, puede comprimirse la vena cava inferior y como consecuencia verse afectado el flujo sanguíneo entre la madre y el feto. Por este motivo estos ejercicios deben modificarse a una posición de apoyo reclinada.

Pautas clave para entrenar de manera segura para tu suelo pélvico y abdomen

   A excepción de los ejercicios anteriormente nombrados, una mujer embarazada puede seguir entrenando con las rutinas de entrenamiento que hacia previamente, pero debe tener en cuenta que debido al embarazo el suelo pélvico y el abdomen pueden sufrir daños. Para mantener estos conjuntos musculares en óptimas condiciones e intentar evitar lesionarlos, debes tener en cuenta los siguientes puntos:

  • Respiración: la exhalación siempre va a coincidir con la parte del movimiento que más esfuerzo presente, por ejemplo, en una sentadilla soltarás el aire en la subida ya que cuesta más trabajo que la bajada. Evita las valsalvas y las apneas, es decir, no realices los esfuerzos manteniendo el aire.
  • Activación: al mismo tiempo que realizas el esfuerzo junto con la exhalación, vas a activar de manera conjunta la musculatura del suelo pélvico y la musculatura abdominal. En esta entrada del blog te explicamos cómo aprender a localizar y activar estos músculos: https://mubesfisioterapia.com/conocer-y-activar-nuestro-perine-y-abdomen/
  • Técnica: priorizar siempre la calidad de la ejecución.
  • Intensidad: No debe superar el 80% de la frecuencia cardíaca máxima. Punto explicado con más detalle en la siguiente publicación: https://mubesfisioterapia.com/embarazo-y-entrenamiento-como-puedo-seguir-entrenando/

   Para finalizar, te aconsejamos que te pongas en manos de entrenadores especialistas en embarazo y posparto porque como ya sabes, en estas etapas de la vida no todo vale y no todo se puede seguir haciendo de la misma manera. En MuBes contamos con profesionales especialista en la materia que te pueden acompañar y guiar sea cuál sea tu nivel y preferencia https://mubesfisioterapia.com/clases-grupales/ejercicio-fisico-en-embarazo/

Síndrome de Ovarios Poliquísticos: Diagnóstico

ecografia ovario poliquístico

   Son muchas las mujeres que son diagnosticadas de Síndrome de Ovarios Poliquísticos (SOP). O como les dicen en consulta: “tienes los ovarios poliquísticos, como si fueran vagos”. El SOP es visible en la mujer mediante un conjunto de signos como ciclos irregulares, alopecia o caída de pelo, acumulación de grasa en la zona de la barriga, acné exceso de vello corporal o hirsutismo, etc. No todas las mujeres presentan los mismos signos y síntomas.

   Además, la mayoría las pacientes diagnosticadas de SOP salen de consulta creyendo que los anticonceptivos son su única solución y sin entender bien qué pasa en su vida al tener Síndrome de Ovarios Poliquísticos. Puede que incluso les digan que reduzcan los hidratos de carbono sin considerar que hay varios tipos de SOP. Y no siempre esta reducción es recomendable. 

   En este post veremos cómo saber si tienes síndrome de ovarios poliquísticos, y en la segunda parte qué implica tener SOP, así como su manejo y tratamiento.

  ¿Cómo se diagnostica?

   Existe una confusión abismal, tanto en las pacientes como en los profesionales, con respecto al síndrome de ovarios poliquísticos y su diagnóstico, que resulta en que muchas chicas acaben recibiéndolo de forma errónea, sobre todo en la adolescencia.

   El Síndrome de Ovarios Poliquísticos es una disfunción endocrino-metabólica donde hay una alteración en los niveles de andrógenos (hiperandrogenismo). Los andrógenos son las hormonas sexuales mayoritarias en el hombre, pero que ven aumentada su cantidad o actividad en este síndrome y dando lugar a los clásicos síntomas.

   El Síndrome de Ovarios Poliquísticos se diagnostica por descarte. Primero, un médico endocrino/a o ginecólogo debe asegurarse que el hiperandrogenismo no se deba a otra situación, y posteriormente realizar bien el diagnóstico. Los criterios más utilizados para su diagnóstico son los Criterios de Rotterdam.  

    Se deben cumplir 2 de los 3 siguientes criterios:

1- Amenorrea (ausencia de menstruación) u Oligo-ovulación (ciclos irregulares, presentar menos de 9 ciclos al año).
2- Hiperandrogenismo.

  • Bien clínico (signos como vello corporal en exceso en zonas como espalda, barbilla y cara, brazos, alopecia, acné… Y en estos signos, hay un grado)
  • O bien hiperandrogenismo analítico (ver andrógenos elevados en analítica).

3- Ecografía de ovario poliquístico (OP) o multifolicular. Esto significa que en la ecografía unos ovarios más grandes y con muchos más folículos de lo habitual, también de menor tamaño. Los folículos son células presentes en el ovario que contienen el futuro óvulo maduro y que necesitan crecer para que luego el folículo dominante libere el óvulo en la ovulación.

ecografia ovario poliquístico

 Si te han diagnosticado solo por ecografía…

 Si hay que cumplir 2 de 3, ya podemos ver que no hace falta tener ecografía compatible con ovario poliquístico (OP), por lo que OP no es igual a SOP. Sin embargo, muchas mujeres son diagnosticadas Síndrome de Ovarios Poliquísticos sólo por ecografía. ¡¡ERROR!! Como hemos visto, la ecografía no es un criterio central. Es por esto que, al contrario de lo que ocurre frecuentemente en ginecología, no se puede hacer un diagnóstico de SOP sólo observando un ovario con apariencia poliquística. 

   Aunque el diagnóstico no es sencillo, se suele hacer mal porque no se tiene en cuenta la clínica de la paciente (criterio 2, hiperandrogenismo clínico) o sus analíticas (criterio 2, hiperandrogenismo analítico o bioquímico), donde como mucho les piden uno solo o dos andrógenos, la testosterona, y tampoco otros parámetros para diferenciar el tipo de SOP.

   La apariencia de los ovarios también ocurre en otras situaciones

   Un ovario, o los dos, con morfología poliquística (OP) sin SOP también se puede observar en mujeres en otros casos como:

– En la alteración corporal frecuente llamada Amenorrea Hipotalámica Funcional (Info general sobre la amenorrea hipotalámica: https://www.instagram.com/p/CUXfH-Ostsc/.)

– En alteraciones tiroideas.

-El principio de la adolescencia. Los ciclos menstruales de las adolescentes llevan unos años hasta que se estabilizan, por lo que puede ser normal entre la primera regla y los 18 o 20 años. Gran cantidad de mujeres han sido mal diagnosticadas de SOP en esta etapa y han recibido anticonceptivos por ello durante muchos años.

– En mujeres que toman la píldora, dado que con ella tu ciclo menstrual está parado y no funciona (Info sobre cómo es un ciclo menstrual con anticonceptivos https://www.instagram.com/p/CXQsudMsyBX/)

– En algunas mujeres con ciclos regulares (Estudio de Lancet: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/2895373/ )

   ¡Y algo importante! La ecografía es la “foto o captura” de un momento concreto del ciclo menstrual, por lo que hay que tener en cuenta la fase en la que estamos del ciclo cuando acudimos al médico ginecólogo/a. Si existe un folículo dominante (que la ovulación esté próxima) la ecografía se debe repetir para realizar correctamente el diagnóstico de Síndrome de ovarios poliquísticos.

   Además, la resolución de los ecógrafos está mejorando y ahora son necesarios más “quistes” o mejor dicho, folículos para presentar OP.  

Sigue leyendo más sobre Síndrome de Ovarios Poliquísticos

   En el siguiente post, en la parte 2, podrás encontrar más información sobre qué pasa si tienes Síndrome de Ovarios Poliquísticos, sus tipos y qué ocurre en el organismo, consecuencias e implicaciones, así como el tratamiento y estilo de vida.

   Si tienes dudas sobre tu diagnóstico y/o quieres comenzar a trabajar en tu Síndrome de Ovarios Poliquísticos, en MuBes contamos con una nutricionista especializada que podrá ayudarte en el abordaje integrativo del SOP teniendo en cuenta todos los ámbitos influyentes. https://mubesfisioterapia.com/nutricion/

Cerebro materno y matrescencia

Cerebro materno

¿Qué sucede dentro de nosotras cuando nos convertimos en madres?

   La antropología ha querido responder a esta pregunta para dar sentido a las innumerables transformaciones psico-físicas que atravesamos desde que nos quedamos embarazadas hasta que finalmente nos convertimos en madres y cuyos efectos persisten a lo largo del tiempo.

   Un torbellino de cambios hormonales, físicos, cerebrales y emocionales se instala en nosotras, generando a su vez una metamorfosis en nuestra identidad, nuestra más profunda esencia, y en la relación que tenemos con el entorno que nos rodea.

   La primera vez que se usó el término matrescencia fue de la mano de Aurelie Athan, quién en 2008 lo acuñó para referirse a la honda transformación que tiene lugar en nosotras cuando comenzamos a gestar vida.

¿A qué otro periodo vital nos recuerda la Matrescencia?

   Al poner el foco en la adolescencia, se hace patente el aluvión de cambios hormonales, físicos y cerebrales a los que los jóvenes se ven expuestos. Unos cambios que los enfrentan con la construcción de una nueva identidad, con la transición al mundo de los adultos y con el abandono de la niñez. Nuevos roles, nuevas necesidades, nuevos deseos y nuevas expectativas lo invaden todo.

   No parece muy distinto al terremoto que comenzamos a vivir cuando nos quedamos embarazadas. Al fin y al cabo, en ambos casos nos encontramos ante un nuevo mundo con sus nuevas reglas, y esto requiere, como no puede ser de otro modo, de un periodo de adaptación y crecimiento.

¿Tienen estos cambios impacto a nivel cerebral?

   La respuesta es clara: sí.

   Los cambios cerebrales que se disparan en la adolescencia han sido estudiados, confirmados y replicados en numerosos estudios.

   Hasta hace apenas unos años casi nada se sabía del cerebro de las embarazadas. Hoy, gracias a algunos estudios, se hace evidente: el embarazo transforma irremediable e irreversiblemente el cerebro.

    Cuando nos quedamos embarazadas sucede en nosotras algo similar a lo que ocurre cuando un árbol es podado, que se vuelve más fuerte y vigoroso tras desechar sus ramas más débiles y frágiles.

   En los seres humanos, este proceso se conoce como poda neuronal y va a implicar que algunas de nuestras regiones y circuitos cerebrales se especialicen, perfeccionen y maduren.

    Esta poda sináptica funciona como un árbol, de modo que nos permite eliminar las sinapsis (conexiones neuronales) más débiles y fortalecer las más relevantes. La consecuencia inmediata es que el procesamiento de la información se vuelve más maduro y eficiente.

¿Existe relación entre la carga hormonal y los cambios cerebrales?

   El estudio capitaneado por la psicóloga e investigadora en neurociencia Susana Carmona, demostró que tanto en el embarazo y como en la adolescencia se generan cambios cerebrales de características similares en el manto cortical.

“Pregnancy and adolescence entail similar neuroanatomical adaptations: A comparative analysis of cerebral morphometric changes”. Carmona et al. 2019.

   Para comprender el estudio de Susana Carmona hemos de tener en cuenta que los niveles hormonales a los que las mujeres estamos expuestas durante el embarazo son significativamente superiores a los niveles promedio del resto de nuestra vida. Buena cuenta de ello dan los estrógenos, que aumentan de tal modo durante el proceso de embarazo que en esas 40 semanas de gestación superan a los que de media producirá una mujer no embarazada durante toda su vida.

    El único periodo vital en el que también se da este impactante aumento hormonal es la adolescencia, etapa en la que hay muestras evidentes de poda neuronal, y por lo tanto de especialización y maduración cerebral.

   Es precisamente el hecho de que estas hormonas tengan capacidad para modificar la estructura y función cerebral, lo que ha llevado a relacionarlas con la poda sináptica presente en ambas etapas vitales.

    Por otro lado, el estudio sugiere también que las hormonas son responsables de un notable aumento de la neuroplasticidad. Este supuesto reviste gran importancia porque abre toda una línea de investigación sobre el posible papel de las hormonas en la aparición de trastornos mentales cuya prevalencia aumenta significativamente tanto en la adolescencia como en la matrescencia.

https://mubesfisioterapia.com/parto-traumatico/

¿Qué significado tiene esta modificación cerebral?

   Las modificaciones que se dan a nivel estructural y funcional en nuestro cerebro durante el embarazo suponen el mayor cambio neurobiológico de la vida adulta.

   Sin embargo, este proceso sigue siendo tan sumamente desconocido que se tiende a patologizar gran parte de la conducta materna, especialmente en el posparto.  El sobrediagnóstico de depresión posparto es un buen ejemplo de ello.

    Resulta revelador entender que gran parte del desconcierto que sentimos al convertirnos en madres, de la confusión, de la fragmentación de la identidad y de nuestras ambivalencias y contradicciones, están enraizadas en estos cambios cerebrales.

    ¿Cómo sentirse igual cuando nuestro cerebro materno se está reestructurando y preparándose para dar vida y criar? Es necesario adaptarse a lo que supone una drástica modificación cerebral. Si nuestro cerebro muta, nosotras mutamos.

¿Para qué sirven estos cambios cerebrales?

    El cerebro materno se prepara para atender al bebé, para cuidarlo, atenderlo y protegerlo. Para percibir cada uno de los comportamientos de la cría y descifrarlos de modo que podamos responder a ellos.

   Después del parto, el volumen de materia gris cerebral cambia drásticamente, sobre todo en las áreas cerebrales relacionadas con los procesos sociales y la percepción de emociones y estados mentales.

   Es habitual, por ejemplo, que estemos alertas a cualquier señal del bebé, como a la respiración nocturna durante las primeras semanas de vida. Esta conducta de hipervigilancia obedece al más puro instinto de supervivencia.

   Es sencillo: nuestro cerebro se vuelve más complejo para hacernos cargo de una vida que está, literalmente, en nuestras manos.

¿Qué relación tienen los cambios en el cerebro materno con los malestares emocionales en el posparto?

   La transición a la maternidad es un proceso complejo e intenso. Hemos podido comprobar cómo el cerebro se transforma para acoger a una nueva vida. Estos cambios no pueden ser inocuos, y esto es quizás, lo que urge que entendamos.

   Transitar la maternidad, con un cerebro que se está recolocando y unas hormonas que están multiplicándose, nos deja en muchas ocasiones, un poso de malestar que a veces no sabemos gestionar. No entendemos porqué estamos tristes o porqué nuestros primeros meses como mamá no nos están dejando ser todo lo felices que esperábamos ser.

¿Se trata de un proceso normal o patológico?

   Que nuestro cerebro se prepare para cuidar a nuestro bebé y nos sintamos extrañas, raras, tristes o incluso vacías en ese camino, es a todas luces, parte de un proceso normal. Que sintamos que nuestra identidad se ha fragmentado y que nos cueste tejer hilos con las que éramos antes del parto es el reflejo natural de lo que supone la matrescencia. Un cerebro que nos prepara para enfocarnos por completo en nuestro bebé, exige tiempo de adaptación, de duelo por la parte de nosotras mismas que dejamos un tiempo en pausa, y de recuperación por el renacimiento que vivimos cuando conectamos por fin la que éramos con la que somos.

   La cuestión es que este proceso se ha patologizado desde la sociedad y las instituciones sanitarias, convirtiendo en enfermedad (Depresión Posparto como cuadro clínico) lo que es mera adaptación a una nueva etapa vital, que exige que nosotras nos transformemos para renacer en quienes ahora somos.

¿Qué necesitamos?

   Que se estudie, se reconozca y se entienda que la matrescencia ha de ser contemplada en toda su inmensidad y complejidad como se hace con la adolescencia.

   Que se acepte y se valore como la transición vital más importante y significativa de la vida adulta, que nos coloca a todas ante la ardua tarea de rehacernos desde los cimientos.

   No tienes que llegar a enfermar para pedir ayuda.La transición a la maternidad puede llegar a ser muy compleja. ¿Te acompañamos y la transitamos juntas?